Era una gata blanca y negra, con ojos azules, de
tamaño mediano y muy cariñosa. Me daba mimos y a veces se me ponía encima y me tapaba la mano. Me quería
mucho.
Misina comía leche y pan aunque un día, en
el garaje de mi amiga Irene, se comió un ratón.
Mi abuelo también la cuidaba, la
cogía y ella se ponía contenta.
Un día salió a la calle por la
noche y se metió a dormir debajo de un tráctor y no le pasó nada. Otro día el coche de mi amiga Paula la atropelló sin querer. Yo me puse muy triste.
Ahora no la puedo tocar pero hablo con ella. Anoche le dije que la echaba de menos y que quiero que vuelva conmigo. También le dije buenas noches.
Ahora no la puedo tocar pero hablo con ella. Anoche le dije que la echaba de menos y que quiero que vuelva conmigo. También le dije buenas noches.