Sky escuchaba ruidos en la cueva. No
sabía cuánto tiempo había estado durmiendo en los anillos de la enorme
serpiente que decía ser su padre, pero… ¿Como podía ser su padre biológico una de esas enormes serpientes aladas? ¿Cómo
podía ser Shassust, padre de una humana de la Tierra? En ese mundo nada tenía
sentido. Aunque ella, a su pesar, sabía
que no era del todo humana, ni dragón, ni shek. Sky aparte de híbrida
era mestiza y eso le molestaba… no tenía razón de existir… Que apareciera en
la nueva profecía sólo significaba que se había convertido en una marioneta de
los ocho dioses como ya les había pasado a otros híbridos antes.
-¿No
puedes dormir?
Sky
saltó de los anillos de Shassust y desenvainó a Shirak que rápidamente iluminó la
estancia. Miró a Shutbass y a Nevisor pero ambos dormían.
-
¿Q-quien anda hay? N-no tengo miedo, voy armada. -Sky alzó a Shirak, la cual
reaccionó con una descarga eléctrica que recorrió el brazo de la joven.
Suspiró. Odiaba a Shirak, esa maldita espada… le recordaba demasiado al día en
el que se enteró que Black era un
traidor. El día en el que Baruk abandonó a Shirak en el borde del acantilado
del que se calló luchando contra Black.
-¿No
me ves? Sky, detrás de ti…
Sky
volteó y se quedó mirando a la sonriente cara de una mujer. Era traslúcida y
tenía una especie de brillo fantasmal.
-
Tu eres la mujer que me susurraba
cuando mi energía vital se estaba agotando.
-
Sí, soy yo.
-
¿Por qué te ibas tan pronto?
-
Tampoco hoy tengo tiempo.
-
¿Que quieres?
-
Darte esto.
La
mujer extendió una mano y le entregó algo frío a Sky. La mujer desapareció y
Sky sostuvo la esmeralda que le había entregado. La primera esmeralda de seis
que eran.
Continuará…
Malena Ferrando
Gallegos. 13 años.