Javier y Rubén |
Érase una vez un niño llamado James. Él, vivía en el centro de una villa, en un chalet amarillo rodeado de jardín.
James, sale cada día de su casa a las
08:30 a.m. pero siempre antes de salir le da un beso a su madre.
James, cuando
sale de casa, va andando por la calle siempre por el mismo camino; pero hay un lugar en el que se encuentra a sus amigos. Todos juntos van caminando, hablando de sus cosas y comentando como les va en el colegio.
Cuando llega al colegio, suele sentarse el primero para ir preparando los libros de la asignatura que
le toca a esa hora y así no le regañan. Como ese día el profesor
faltaba, los alumnos aprovecharon para estudiar porque después del recreo tenían un examen de matemáticas.
Al acabar el examen, que le salio muy bien, iba muy contento con sus amigos a los que también le había salido el examen genial. Cuando sus caminos se separaron, James fue corriendo para decirle a su madre que sacaría muy buena nota en Matemáticas.
Y todos tan contentos. Iam, Daniel, Javier, Martín y Rubén.