Lorena Gallego Baldonedo |
Había una vez una niña,
llamada Alba, que estaba tan malita que un día por la tarde, la tuvieron que
ingresar en el hospital.
Alba se
asustó porque tenía que operarse y eso
le daba mucho miedo. Sus padres la animaban a controlar el miedo diciéndole que
no le iban a hacer daño.
Su papá le dijo: si te lo
dejas hacer todo muy bien te compro el peluche que más te guste de toda la
tienda.
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¡Papá no exageres! – dijo Alba -
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No exagero para nada. Ya lo verás.
Al día siguiente, a alba la llevaron al
quirófano y ella estaba tranquila porque confió en sus padres.
Cuando salio del quirófano, ella tenía una
sonrisa de punta a punta de la cara. Sus padres le preguntaron cómo se
encontraba y ella dijo: mamá, papá no os preocupéis por mi que yo estoy bien.
La llevaron para la planta y vio que había una
niña nueva en su habitación y que se llamaba Lorena. Se pusieron a hablar y se
hicieron muy amigas. Les gustaba tener una amiga nueva en el hospital y se
pusieron a saltar de alegría.
Antes de marcharse del
hospital se despidieron, pero antes de
eso se intercambiaron los números de teléfono para mandarse mensajes cuando
estuvieran en casa.
La historia se acaba que las
dos niñas se hacen cada vez más amigas y
al final se vuelven a ver.
Y colorín colorado la historia se ha acabado. (Esto es una historia real)