29.11.17

El hospital cibernético

Los legos hechos por mí.
Mi experiencia en la Ciber@ula ha sido genial porque la profesora Gloria nos ha dejado trabajar en los ordenadores ( BQ, Scratch, Tinkercad...), jugar con legos e incluso me dejó llevar el lego a la habitación del hospital para acabarlo y jugar con él.

Ella es muy amable y nos trata muy bien,nos ayuda y nos enseña a hacer cosas nuevas, siempre escucha tus ideas,sugerencias,etc. 

Me encanta venir aquí cuando estoy enfermo.Me encantaría que pusieran una Ciber@ula en todos los hospitales del mundo.
¡ Hoy he aprendido a publicar en este blog!

Víctor Jöel Viejo Álvarez.13 años

21.11.17

Alba y Lorena

Lorena Gallego Baldonedo
Había una vez una niña, llamada Alba, que estaba tan malita que un día por la tarde, la tuvieron que ingresar en el hospital.
 Alba  se asustó porque  tenía que operarse y eso le daba mucho miedo. Sus padres la animaban a controlar el miedo diciéndole que no le iban a hacer daño.
Su papá le dijo: si te lo dejas hacer todo muy bien te compro el peluche que más te guste de toda la tienda.
-         ¡Papá no exageres! – dijo Alba -
-         No exagero para nada. Ya lo verás.
 Al día siguiente, a alba la llevaron al quirófano y ella estaba tranquila porque confió en sus padres.
 Cuando salio del quirófano, ella tenía una sonrisa de punta a punta de la cara. Sus padres le preguntaron cómo se encontraba y ella dijo: mamá, papá no os preocupéis por mi que yo estoy bien.
 La llevaron para la planta y vio que había una niña nueva en su habitación y que se llamaba Lorena. Se pusieron a hablar y se hicieron muy amigas. Les gustaba tener una amiga nueva en el hospital y se pusieron a  saltar de alegría.
Antes de marcharse del hospital  se despidieron, pero antes de eso se intercambiaron los números de teléfono para mandarse mensajes cuando estuvieran en casa.  
La historia se acaba que las dos niñas se hacen cada vez más  amigas y al final se vuelven a ver.
 Y colorín  colorado la historia se ha acabado. (Esto es una historia real)


13.11.17

Cuento musical

El viernes hemos rematado la semana con un cuentacuentos musical. Nos han visitado Ana Cristina Pastrana (Cuentacuentos en este caso) y Alberto (flauta travesera) y David (violín).
 Nos han contado un cuento en el que había hasta una mosca gigantesca que impresionaba muchísimo.
Nos sorprendió  el sonido de los instrumentos que sonaban en directo y el baile final de Trini la enfermera.
Nosotros les regalamos unos dibujos, que habíamos hecho y también les pedimos que volvieran más veces. Ojalá, la próxima vez, nadie tenga que marchar del cuentacuentos para hacerse pruebas. Todo fue superdivertido!. Gracias por regalarnos vuestro tiempo. 
El Equipo 7

19.10.17

Martín y Aaron

Martín y Aarón
Ayer vino el mago Martín al hospital y me lo pasé pipa.Hizo doce trucos muy molones pero mi favorito fue el de los pañuelos.
Mi hermano Lolo, que tiene 22 años, nos ayudó con el truco de las cuerdas.
La gente se reía mucho cuando llamé manzanas a los dibujos de una carta de picas.
Fue muy divertido y quiero que vuelva porque es tan bueno que te matas a reir.
¡Gracias Martín!

26.6.17

¡Feliz verano!

 Nuestra última entrada de este curso es para desearos un feliz verano y recordaros que además de descansar podemos disfrutar de la lectura. Compartimos aquí uno de nuestros cuantos favoritos. ¡A disfrutar!!


Aventura en el río
Casi todos los veranos Andrés iba al pueblo donde nacieron sus padres. Por el pueblo pasaba un río que no era muy grande pero permitía, al formarse pequeñas charcas, que Andrés y sus amigos se pudieran bañar.
En otros lugares, las aguas del río se precipitaban con rapidez hacia una pequeña cascada y parecía como si el río cantara.
Andrés solía escuchar con atención y decía que nunca sonaba igual, que cada día el río cantaba una canción diferente. Acudía a la orilla cada vez que se sentía un poco triste o solo y se quedaba absorto contemplando el agua al pasar, eso le ayudaba a sentirse mejor.
Una tarde, se acercó como de costumbre y se sentó en una roca con la mirada fija en el agua. Algo llamó su atención: en el fondo descubrió una cosa que brillaba mucho. Cuando metió la mano para sacarla se llevó una gran sorpresa. Al abrirla, encontró en su mano a un hada muy, muy pequeña, con unas alas relucientes y brillantes.
— ¡Hola!, no te asustes, soy el hada del río, me llamo Cantarina.
—Yo me llamo Andrés —contestó el.
—Soy la encargada de hacer que el río cante —dijo el hada.
Andrés se puso muy contento porque el si había oído el canto del río, a pesar de que algunos de sus amigos se habían reído de él cuando se lo contó.
Al contemplarla de cerca le pareció muy pequeña: cabía dentro de su mano. Por eso Andrés mantuvo la palma extendida con mucho cuidado para que el hada no se cayera. Era preciosa y su voz también.
— ¿Vienes mucho por el río? —le preguntó.
—Solamente en verano porque yo no vivo en este pueblo. Vengo con mis padres en vacaciones.
— ¿Y te lo pasas bien aquí?
—Sí, estoy muy contento porque puedo hacer cosas que durante el curso, en la ciudad, no puedo hacer.
— ¿Qué cosas?
—No tengo que ir al colegio ni madrugar, me acuesto más tarde, me voy con mis amigos por todo el pueblo, incluso más allá, y juego a cosas muy divertidas.
—Entonces, ¿eres feliz porque haces lo que quieres?
—Pues claro.
—Y aquí, en el pueblo, siempre estás feliz y contento?
—Bueno…, siempre no.
— ¿Y en la ciudad donde vives, siempre estas triste?
—Bueno…, siempre no.
—Así que el estar contento o estar triste no depende de un lugar —dijo el hada.
—Pues claro.
Andrés comenzó a pensar que aquella era un hada muy preguntona y decidió hacerle también él unas preguntas. Quería saber si en el río vivían otras hadas, que hacía cada una y por qué no las había visto antes.
 ¿Vives tú sola en el río?
—No, somos muchas hadas y cada una se encarga de una cosa: yo me encargo de que el río cante, otra es responsable de que el agua esté siempre limpia para que os podáis bañar sin problemas, otra se encarga de cuidar a los peces que viven en el río y procurar que siempre encuentren alimento, otra se encarga de mantener bonitas y limpias las piedras del fondo…
— ¿Por qué no os he visto antes? Yo vengo mucho por el río.
—No siempre nos dejamos ver, pero hoy he decidido que quería hablar contigo para averiguar por qué estás triste. Cuando miras al agua veo tú cara y me dice que algo no va bien.
Andrés contó al hada que no quería volver a la ciudad porque allí se aburría mucho y en septiembre entraba en un colegio nuevo. Hasta ahora había estado en una escuela pequeña. Cuando se acordaba de esto, dejaba de jugar y se iba al río a pensar.
— ¿Sabes? Yo tampoco estoy siempre en este río. A veces me encargan ir a otro río para que canten sus aguas. Al principio me preocupo de si sabré hacerlo bien, si el río estará contento conmigo, si estaré a gusto en ese lugar…, pero luego me pongo a cantar y se me olvida la preocupación. Ya sabes que estar triste o contento no depende de un lugar. Yo me siento alegre cuando hago lo que tengo que hacer lo mejor posible: entonces me da igual dónde me encuentre.
—Pero a mí me gustaría estar siempre alegre y hacer las cosas que me gustan —dijo Andrés.
—Eso no es posible. A veces estamos tristes, a veces contentos, a veces enfadados y a veces tenemos miedo. Los seres humanos y las hadas sentimos muchas emociones distintas y eso hace que cada día sea especial, como una aventura.
— ¿Y qué puedo hacer para estar contento en el nuevo colegio? —preguntó Andrés al hada, demostrándole que esa era una de sus mayores preocupaciones.
—Hacer amigos, desear aprender a la vez que pasarlo bien y aceptar que unas cosas te gustarán más que otras, que unas tareas serán más fáciles y otras más difíciles para ti. No importa lo que te pase: tú eres el que decide cómo quieres sentirte.
Sin pensarlo dos veces, Andrés le preguntó al hada con cara sonriente:
— ¿Quieres venir conmigo a la ciudad? Yo te llevaría en mi mochila al colegio y tú cantarías para mí. ¿Qué te parece la idea?
—El hada estiró sus preciosas alas y abrió mucho sus diminutos ojos, poniéndose de puntillas sobre la palma de la mano de Andrés, y contestó:
— ¡Me encantaría conocer la ciudad! Siempre he cantado de río en río, pero tengo que preguntárselo al hada Organizada. Ella es la responsable de que se lleven a cabo todas las tareas, porque el río no debe dejar de cantar, ¿no crees?
—Claro que no, pero puedes pedir que se encargue otra hada, ¿verdad?
El hada Organizada dio permiso al hada Cantarina para ir a la ciudad con Andrés y en su lugar puso a otra hada que estaba deseando cantar en el río.
Andrés va contento al nuevo colegio. Nadie sabe que lleva un hada en su mochila y, a veces, sus compañeros escuchan una suave música, pero no saben que es Cantarina, que, con sus canciones, recuerda a Andrés lo que le dijo un día en el río.
Begoña Ibarrola
Cuentos para sentir. Educar las emociones


21.6.17

Gran día en el hospi

 Henar,  María y Nerea
Un día de junio del año 2017,  tres niñas se encontraron en un hospital que era muy divertido.

Estaban muy tranquilas hasta que llegó la enfermera con la noticia de que tenían que ponerse la vía. Eso no era muy agradable.

Les  puso la aguja y unas horas después por esa vía les pusieron la  anestesia para bajarlas a la última planta en la que estaba el quirófano. Una vez allí ¡ empezó la operación !

Después, para celebrarlo, todos fueron a tomar un café porque estaban muy contentos. Gloria, la profe,  no se encontraba muy bien y  entonces las   niñas  intentaron curarla. Por suerte, lo consiguieron. 

Ese día les dieron el alta a las  niñas. A Gloria, aunque se encontraba muy bien, le dieron el alta al día siguiente.


30.5.17

Onda Cero

Hoy día 30 de mayo, Gloria la profesora, me ha hecho una propuesta. La propuesta ha sido escribir sobre  el espectacular día que tuvimos ayer. Yo he aceptado.
Para empezar, darle las gracias a ONDA CERO porque ha sido una experiencia única poder hablar en directo y estar acompañada de tanta gente importante.
Lo que más me gustó fue poder comunicar la victoria de  la Cultural de León  y estar acompañada de las dos compañeras de habitación: Aitana y Laura, que tienen unas familias encantadoras. Son  dos chicas geniales y también las demás..
Creo que estos días en este hospital  han sido una experiencia única y que nunca se me olvidará.
                                                                                              Sara, 13 años