Mario - 8 años |
Hace mucho tiempo, en 1.698, vivía un niño llamado Samuel. Tenía 18 años y vivía en una ciudad llamada Carioca, muy cerca de una isla muy pero que muy peligrosa, porque había una cueva muy pero que muy oscura. Pero los habitantes de Carioca no sabían nada más. Así, Samuel quiso ir e investigar que le pasaba a esa isla.
Partió hacía la isla, sabiendo que tardaba quince minutos en llegar y llevando con él su cadena de la buena suerte. Cuando llegó, entró directo a la cueva con un grupo de amigos. Cada uno de ellos estaba bien equipado.
Todo eran rocas y tierra, pero una de las rocas tenía la cara de un cíclope fosilizado. Arrancaron la roca fosilizada y en ese momento apareció un cíclope gigante que empezó a perseguirlos.
Los chicos huyeron de la cueva, pero el monstruo no podía salir. A Samuel se le ocurrió una idea. ¿por qué no le tiramos el techo de la cueva? Los amigos le dijeron a gritos: ¡¡¡¡pero tu estas loco !!!! ¡¡¡¡ Que lo matas!!!!
Es verdad, ¿qué haremos entonces? – dijo Samuel
No sé – contestaron los amigos
¿y por qué no le atrapamos y le llevamos al cobertizo y le cuidamos? – Dijo Samuel
Vale – contestaron a coro.
Cuando pasó el mes de Junio, Samuel le abrió las puertas del cobertizo al cíclope. ¡Sorpresa! Había un chico bastante guapo.
Resulta que el cíclope solo necesitaba un poco de cariño para evolucionar. Después, todos jugaron juntos y al nuevo amigo decidieron llamarle Javier.