Elda Sánchez Martínez. 10 años. |
Érase una vez una familia de
panaderos que vivía en París y que tenían la mejor panadería de todo el país.
Esta panadería se abrió en 1975. La
fundó David el tatarabuelo de Silvia la hija de Pedro, el dueño de la panadería.
Vendían ciento setenta y ocho panes cada día. Estos panes se elaboraban con una
masa especial que se conservaba de una forma muy diferente a la masa normal y
llevaba hecha muchos años.
Pero un día, esa masa se les acabó.
Cuando Pedro fue a por la receta secreta resulta que alguien se la había robado.
Habían sido los ratones de la panadería que se habían enfadado porque Pedro ya
no les daba un trocito de pan cada día.
Para recuperar la receta, Pedro
prometió darles el trocito de pan, pero sólo se lo dio los primeros días. Por
ese motivo los ratones le descolocaban por la noche la panadería buscando comida.
Como Pedro no podía colocar la panadería
y hacer ciento sesenta y ocho panes cada
día, les propuso una cosa a los ratones que es la siguiente: Pedro les daría un
trocito de pan a cada uno si no le descolocaban más la panadería.
Así fue y los ratones tuvieron su
ración de pan y Pedro la panadería limpia y recogida.