Había una vez una niña llamada Caperucita María que se fue de paseo al bosque.
Allí se
encontró con un
lobo muy bueno que, con
amabilidad, le preguntó si podía jugar con ella. A ella le encantó la idea porque estaba aburrida.
Primero le llevó a jugar a su casa y le dejó sus juguetes.
Después se fueron a casa del lobo a
jugar con sus hijos.
Más tarde visitaron a la abuelita de Caperucita María y por último el lobo acompañó a Caperucita María a su casa y le presentó a su madre. Como les
gustaba mucho jugar juntos se pusieron a saltar a la comba hasta la hora de
cenar.
Alexia, 7
años