Había
una vez una nube que se llamaba Claudia y era muy llorona. Las demás nubes le decían que por qué lloraba tanto y ella
les contestaba que porque veía a los niños jugar con sus amigos en el parque y
ella no podía; pero siempre soñaba con bajar a la tierra algún día.
Una semana después, pasó una estrella fugaz y la nube le pidió el deseo de convertirse en
una niña. La estrella se lo concedió. De repente Claudia apareció en ese parque
que siempre veía. En ese instante una niña
llamada Julia se acercó a ella y le preguntó si quería ser adoptada.
Ella le contestó que le encantaría. Julia consultó eso con sus padres y a ellos
les gustó la idea.
Cuando
Claudia hizo una fiesta para celebrar su cumpleaños. Invitó a todos sus amigos
pero todos le dijeron que no podían ir; sólo asistieron su madre, su padre y su
hermana.
Al día siguiente a Claudia le esperaba algo
especial: sus amigos, con ayuda de su familia, le habían organizado una fiesta
sorpresa. Cuando llego a su casa no se imaginaba lo que se iba a encontrar.
Todos sus amigos salieron del escondite donde estaban guardados y le gritaron
¡sorpresa! Claudia se puso muy feliz por esta magnífica celebración.
Con
esta historia os quiero decir que si
tenéis amigos tenéis un gran tesoro, que
los sueños se pueden hacer realidad y por lo último y muy importante, que una
familia es lo más valioso del mundo.
Victoria Álvarez Santos - 10 años