29.12.16

Silvia y Ërika
Os dejamos aquí una imagen de la visita de Santa Claus a Pediatría y las  bolas mágicas que hemos hecho en el Taller de Navidad, con Silvia y Érika.
¿Estáis preparados para recibir a los Magos de León Vive la Magia y a los Reyes Magos de Oriente?



22.12.16


Con esta imagen, de la visita de La Patrulla Canina  a  la planta de Pediatría, despedimos el trimestre que ha sido muy intenso y gratificante.


Queremos desearos unas felices fiestas y un exitoso 2017 lleno de buenos momentos.¡¡Feliz Navidad!!




1.12.16

Cumpleaños en el hospital

Hola me llamo Brianny  y tengo 12 años.   Vivo en la ciudad de León, pero soy de Ecuador. Ahora  estoy   ingresada por problemas de agresividad,  pero bueno  eso  se soluciona gracias a este hospital  que me esta ayudando con mis problemas. Estoy muy agradecida  con este hospital porque  cuando tu ingresas  te  encuentras   con una profesora majísima    que es la mejor profesora del  mundísimo  mundial;  así todo el que se marcha  se  va muy contento.

 Mañana cumplo 13 años, es mi cumpleaños. Para celebrarlo mi madre me comprará  una tarta con unas chuches, ¡qué rico!   pero me da pena por Miguel  y Raquel porque son dos niños diabéticos y no pueden comerlas. Yo sé que ellos  van a salir  adelante. En  el aula del hospital me van a cantar el feliz cumpleaños y después  jugaré con mis compis. Gracias Gloria por todos  por tus consejos.
 Brianny -  13 años 

29.11.16

Junquel

Hace mucho tiempo, en una ciudad llamada Gogo existía un hombre que no era un hombre cualquiera. Ese hombre se llamaba Junquel. 
Todos  le tenían miedo, porque era diferente; Junquel  tenía mucha  ansiedad y parecía muy raro y diferente a los demás. Vivía en las afueras de la ciudad en una casa muy antigua, en la que siempre habían vivido sus familiares que eran muy especiales y estaban muy marginados.
Cada vez que iba a la ciudad todos se escondían, en sus casas, pero un día alguien se acercó a él y se dio cuenta de que era muy bueno y tenía buen corazón. Desde ese día todos pidieron perdón y les trataron con mucho cariño.
Lección: La gente es diferente y  hay que aceptarla tal como es.

Daniela Domínguez- 9 años

18.11.16

Mi diabetes

Soy Aarón, tengo 12 años y llevo siendo diabético desde los 10 años. Mi Diabetes, tipo 1,  no me ha impedido nada; de hecho es una de las cosas más importantes de mi vida. Hago vida normal como cualquier niño de mi edad. Ser diabético me ha hecho ver que no hay límites ni fronteras para vivir con esta enfermedad. Lo que si me ha ayudado es a  comer sano y a  cuidarme más. Sé que a veces no es fácil para mí, pero me he acostumbrado a vivir con ella.
Puede parecer una locura pero me gusta ser diabético,  cuidarme y hacer vida normal con mi familia. Este verano he hecho el camino de Santiago y me lo he pasado genial.En esta vida pasan cosas terribles, pero esta no es tan mala.
Aarón González Alonso – 12 años

Una historia familiar

 Había una vez unos hermanos mellizos que  vivían en un pueblo pequeño pero agradable. Se llamaban Paula y Guzmán y  a los dos les gustaba mucho oír historias antiguas.
Un día fue a visitarlos su abuelo Pepe; como era mayor tenía muchas historias que contar. A Paula y Guzmán  les gustaba muchísimo escuchar historias antiguas, especialmente de su familia o antepasados. Cuando llegó su abuelo, le pidieron  que les contara  alguna historia; el abuelo como ya era tarde  les dijo que no, pero les prometió que al día siguiente les contaría una historia sobre su familia.Paula y Guzmán no podían dormir de las ganas que tenían de escuchar la historia. 
Pasó la noche y por fin  llegó la hora. Bajaron corriendo las escaleras y se fueron  en dirección al salón; su abuelo Pepe ya les estaba esperando en el sofá sentado y Paula y Guzmán se sentaron en el suelo. Y comenzó a contarles la historia de cuando fueron a visitar  Madrid,  sus tíos, sus padres y sus primos.  Paula y Guzmán estaban muy atentos y callados para entender la historia bien. 
Cuando acabó le pidieron otra historia, pero el abuelo Pepe en vez de  contarles una historia sobre su familia les contó una sobre un hada y un dinosaurio. ¡Les  encantó! Y después, cada uno inventó una parte de un cuento para  formar otra historia maravillosa.

Diana Rossi Asensio - 11 años

15.11.16

Un fantasma bajo mi cama

Había una vez un niño llamado Eric que  vivía en un pueblo lejos de la ciudad. Su casa era pequeña y oscura ya que nunca le daba la luz y  en su cuarto tenia muchas cosas: libros, juguetes, fotos, coches, pinturas… A Eric le gustaba mucho pintar y dibujar se pasaba todo el día pintando y dibujando.
Un día cuando estaba durmiendo vio una luz muy brillante y llamativa. Muy interesado se levantó para ver qué era; poco a poco se acercó más y más a la luz  brillante y llamativa. Cuando estaba casi al lado  de ella, la luz, desapareció. Le pareció muy raro y  pensó que sería una ilusión suya.
Al día siguiente, Eric salió a jugar con sus amigos y la luz apareció de nuevo.Cuando volvió de jugar en el parque al fútbol se fue a su cuarto, se acordó de que tenía que acabar de hacer los deberes, pero cuando fue a por su mochila ...  ¡NO ESTABA! Corriendo bajó las escaleras para buscar a sus padres y decírselo. Luego subieron todos a la habitación y no vieron nada aunque la mochila seguía  sin aparecer. Sus padres creían que la había dejado en el parque y  le dijeron que fuera a buscarla.
Eric no sabia qué hacer. Al rato volvió a casa sin mochila y sus padres le riñeron. Muy triste subió a su habitación desesperado. ¡La luz estaba otra vez allí!  se frotó los ojos creyendo que era otra ilusión suya pero esta vez era diferente. Llamó a sus padres gritando y subieron corriendo;  la luz seguía allí, debajo de la cama. Poco a poco se acercaron y  ¡era un fantasma! No se lo creían  y los tres se frotaron los ojos creyendo que no era cierto,  pero era un  fantasma  que hablaba y les dijo:
-Me llamó Cásper;  estoy aquí desde el invierno y ahora  me tengo que ir a otra casa, porque me habéis descubierto.
Se quedaron helados al oírle, pero al final se presentaron y se hicieron amigos.  Eric no quería que se fuera ya que  no tenía hermanos y le quería como a un hermano. Cásper entonces decidió quedarse. 
Después de un mes, se  mudaron a otra casa en el centro de la ciudad,  era muy grande y luminosa  ¡Increíble! En esa casa se quedaron todos para siempre. Vivieron felices y comieron perdices.
Diana Rossi - 10 años